Confirmado cuán inútil es pedir peras a Del Olmo
El auto judicial que mantiene la imputación por presuntos y variados delitos asociados a la corrupción contra cuatro ex altos cargos de la Junta en el caso “Perla Negra y pelotazos asociados” ha levantado una gran polvareda no tanto por su contenido, más que previsible, como por la insólita valoración realizada del mismo por parte de la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo.
Quienes no conocían los resabios políticos adquiridos por Del Olmo -todo se pega menos la hermosura- se han visto sorprendidos ante el hecho de que la consejera poco menos que se haya felicitado de dicho auto sólo por el hecho de que ninguno de sus actuales altos cargos hayan sido imputados, lo cual no constituía novedad alguna, ya que todos ellos fueron excluidos de la causa en marzo de 2018. De entrada, cabe preguntarse si esa satisfacción la comparte el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, bajo cuyo mandato fueron nombrados los ex viceconsejeros de Economía Rafael Delgado y Begoña Hernández, así como los también ex altos de la Junta Alberto Esgueva y Juan Carlos Sacristán, imputados por un rosario de presuntos delitos apreciados tanto por el juez instructor como por la Fiscalía.
Pero es que además la responsabilidad directa -de momento solo política- de la propia Del Olmo en los hechos investigados en la causa es manifiesta. Como consejera de Hacienda, y por ende competente en la provisión del patrimonio inmobiliario de la Junta, está para empezar el hecho de que cediera en su día a la consejería de Economía, a cuyo frente se encontraba entonces el difunto Tomás Villanueva, toda la gestión relativa al alquiler y posterior adquisición de la “Perla Negra”.
Luego está su contumaz resistencia a que la Junta se personara en la causa judicial, lo que no hizo hasta que estalló el escándalo añadido de la contratación a dedo del mobiliario y la señalética del edificio a la misma empresa que cobró en negro las obras de reforma de la sede nacional del PP en la calle Génova. Intentó además que el Juzgado hiciera de dicho contrato una pieza separada, tratando de desentenderse del resto del caso, y, tras no lograrlo, consistió el bochornoso comportamiento de la representación legal de la Junta, que, en lugar de actuar como acusación del cuantioso quebranto causado a las arcas de la comunidad, secundó sin ningún pudor la estrategia de las defensas.
Previamente, y basándose tan solo en uno de los diversos peritajes, insistió en negar la existencia de sobrecostes en la adquisición de la “Perla Negra”, aspecto en el que, aquí sí, actuó en línea con Herrera, quien, forzado por las circunstancias, admitió en su día que dio el visto bueno al precio pagado por el edificio (y también, aunque nadie se lo preguntó, al astronómico precio de los terrenos del inexistente polígono de Portillo, el otro gran pelotazo investigado).
Así pues, la consejera -que por otra parte se marcó un completo “infanta” cuando declaró judicialmente en la causa en calidad de testigo y por videoconferencia-, no tiene precisamente motivos como para sentirse satisfecha del auto de imputación recién emitido por el juez instructor. Pero ya dejó dicho hace tiempo “El topillo” que lo inútil que resulta pedir peras a Del Olmo.
El Topillo de Castilla y León
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