Está feo que el alcalde de una capital de provincia sea expedientado por presunta infracción de la Ley Electoral al haberse valido torticeramente de su cargo para programar en plena campaña determinado acto tratando de sacar ventaja para su candidatura a la reelección. Todavía está peor si coincide que el alcalde en cuestión preside la Federación Regional de Municipios y Provincias (FRMP), cuyo titular se supone que está obligado a mantener una conducta ejemplar que comienza por el más escrupuloso respeto de la Ley.

Pero tal elemental principio parece no incumbirle al alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, quien por otra parte ha incumplido su cacareada anuncio de que no se presentaría a un tercer mandato municipal. Polanco y sus compañeros de candidatura del PP incluyeron la pasada semana en su agenda de campaña un acto presentando el proyecto de reforma de los Jardinillos, lo que motivaba una denuncia del PSOE por flagrante vulneración de la Ley de Régimen Electoral General, que en su artículo 50.3 prohibe expresamente durante el periodo de campaña “realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de estos…”.

Para mayor inri, la reforma de los Jardinillos no es una propuesta nueva del PP, sino que está en tramitación por el ayuntamiento a partir de un concurso de ideas y cuenta con financiación europea y de la Junta de Castilla y León.

Saber sumar, sí sabe.- Pero hay otra circunstancia que agrava el comportamiento del alcalde de Palencia y todavía presidente de la FRMP: Polanco es reincidente en la vulneración de la normativa electoral. En abril de 2015, previa denuncia igualmente del PSOE, fue sancionado por la Junta Electoral Provincial justamente por infringir el mencionado artículo 50.3 de la LREG. El motivo fue entonces la inauguración de las obras de reforma realizadas en la plaza del insigne escultor palentino Mariano Timón.

Dicha reincidencia puede obedecer a dos causas. A una incompetencia supina que le ha llevado a tropezar dos veces en la misma piedra o a que el susodicho se gasta un morro que se lo pisa. “El topillo” se apunta a esta segunda hipótesis. Y me explico. Aunque Polanco no parece a primera vista de lo más espabilado, lo cierto es que su tendencia a barrer para casa está más que acreditada.

Tras su reelección en 2015, se agenció un puesto en la Diputación provincial, algo que no tenía precedentes en un alcalde de la capital y con lo que se procuró un sobresueldo en forma de dietas a sumar a la dedicación exclusiva que cobra por la alcaldía. Y no son las únicas dietas percibidas por Polanco, ya que tampoco son nada desdeñables las que devenga en su condición de presidente de la FRMP por asistencias a reuniones y actos de dicho organismo. Sumen conceptos y llegarán a la conclusión de que el alcalde de Palencia otra cosa no, pero sumar se le da de maravilla.

El Topillo de Castilla y León