Hace algunos meses una llamada de la coordinadora de la fundación don Juan de Borbón puso algo de alegría a nuestra actividad artística, frustrada por el coronavirus: la fundación organizaría un festival de música en la calle en Segovia para el cual contrataría a músicos segovianos.
Nos organizamos, nos juntamos, ensayamos: tendríamos actividad en verano. Sin embargo, un mes después de esta primera llamada el mensaje cambió, ya no era para todos, ni para los mejores: Sólo se iba a tener en cuenta la situación económica de los participantes. Si tenías (otro) trabajo u otro ingreso no podrías participar. Los grupos se rompieron; “buscad a otro violinista que no tenga trabajo”. Los músicos nos reubicamos, nos adaptamos a este nuevo “criterio”.
Una vez reubicados, el mensaje cambió de nuevo: no sólo había que estar sin trabajo, sino que había que hacerse obligatoriamente autónomo para poder cobrar. En este punto, muchos de nosotros ya habíamos hecho incluso algunos conciertos ¿significaba que si no éramos autónomos ni siquiera nos pagarían lo ya trabajado? ¿dónde están las bases de este programa subvencionado con fondos públicos?, ¿cómo pretenden que músicos sin trabajo sean autónomos si, de hecho, NO trabajan? La fundación nos daba a todos las mismas opciones – ilegales-: “que uno se haga autónomo y facture por todos” o incluso a los que ya eran autónomos los presionaba para facturar el montante de sus compañeros y “apañarse entre ellos” con tal de que “nada salpicase a la fundación”.
La comunicación de esta "oportunidad" fue a golpe de teléfono, de grupos de amigos de WhatsApp. Nada público, nada por escrito.
Las llamadas desde la coordinación de la fundación eran diarias, amenazantes: “si no te haces autónomo olvídate de participar en la actividad cultural de Segovia”. Cuando uno de nosotros se hacía autónomo, a los demás nos llegaba una llamada poniéndonos a ese compañero que había cedido con nombres y apellidos como ejemplo de lo que había que hacer. (¿dónde está la protección de datos?). Nos presionaban alegando que otros compañeros lo estaban haciendo y que, además, nos saldría “muy rentable” porque nos beneficiaríamos de la reducción por inicio de actividad. ¿La idea no era ayudar a los músicos sin trabajo contratándolos? ¿Es la reducción por inicio de actividad una herramienta para que el que contrata- siendo además un organismo con fondos públicos- presiones a los músicos para hacerse autónomos?
Para colmo, a finales de julio una vez hechos todos falsos autónomos llega un último cambio: sólo podrán cobrar aquellos que tienen su dirección fiscal en la ciudad de Segovia- lo que no significa que se esté empadronado en Segovia-. La fundación nos llama a todos insistentemente echando la culpa de todo al ayuntamiento. El mensaje es: “¿no tienes algún familiar que viva en Segovia capital? Cambia tu dirección fiscal a su casa para poder cobrar los conciertos que ya has realizado; un compañero- con nombres y apellidos- lo que ha hecho es domiciliarse en casa de su abuela”.
En toda esta odisea quedan clara la falta de profesionalidad y de conocimientos fiscales, así como la nula competencia en gestión de la mal llamada gestora de la fundación, proponiendo formas de cobro irregulares, presionando a los músicos hacia formas fiscales ilegales y cambiando los requisitos de participación en el programa de forma aleatoria y sin unas bases claras desde el principio.
¡Basta de maltrato a nuestro sector!
Restaurante horno de asar
Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.